En escena 4 personas, con y sin diagnóstico de enfermedad mental
La lluvia de ranas es un fenómeno meteorológico producido por vientos intensos o tornados, acompañados, a veces, de lluvia. Estos vientos pueden capturar súbitamente a los animales en la corriente y arrastrarlos a gran distancia. Cuando su fuerza disminuye, las ranas caen.
Un trastorno mental es como uno de esos tornados que te atrapan sin avisar. Muchas de las ranas mueren al chocar contra el suelo, pero algunas sobreviven, lejos de su charca, en un mundo que les es extraño…
La dramaturgia de ‘Lloviendo ranas / Igel euria’ se organiza en dos planos narrativos que conviven a lo largo de toda la función. Relatamos la historia de una persona «de ficción», con un trastorno mental, desde los primeros síntomas hasta el presente, reflejando el proceso de su trastorno, su historia de negación, de aceptación, de miedo, lucidez, humor, rebeldía…
Tratamos de dar voz a todos, pero centrándonos en la historia personal de una de ellos. La acción dramática arrancará instantes antes del suicido de la protagonista y desde ahí, siempre de su mano, a modo de flash back, asistiremos a su vida en un viaje onírico, surrealista, emocional, que transitará por distintos estados emocionales, desde el drama a la comedia y al melodrama.
Las dos líneas narrativas, pasado y presente, se entretejen sin rupturas, pasando de un nivel narrativo a otro con naturalidad. Reímos y lloramos con nuestra protagonista, en un viaje emocional, surrealista a veces, que terminará volviendo al momento en el que comienza la obra. ¿Se suicidará o no? El interrogante quedará sin resolver. Sabemos que no somos quienes para juzgar. Es su decisión. La nuestra es escucharle.
Por otra parte, la ficción está salpicada de testimonios reales, unos en vivo y otros grabados, que se funden con la trama principal, formando una única narración, reivindicando para las personas con diversidad mental esa condición: personas antes que enfermos.