Sinopsis
De Manolito Gafotas, el personaje de Elvira Lindo, nos llamó la atención la amplitud del público al que interesaba y la unanimidad con la que lectores de todas las edades devoraban artículos y libros, lo escuchaban en la radio y se identificaban con él.
Las reflexiones de Manolito, llenas de ironía, de humor, de ternura, a la vez que podían calificarse como «literatura juvenil», entusiasmaban y despertaban la nostalgia en los mayores con su discurso desternillante y, no por ello, falto de sentido común. Manolito, tan «normal», tan antihéroe, lleno de encanto ingenuo y sabio conseguía gustar a un público de todas las edades, amplio y heterogéneo. Nos encontrábamos ante un genuino espectáculo de corte «familiar».
Manolito sólo tiene diez años, pero, como él mismo suele decir, si tuviera que escribir su biografía con trescientas o cuatrocientas páginas no tendría ni para empezar. Así que su creadora, Elvira Lindo, se ha visto obligada a escribir una extensa obra. Varios libros, centenares de guiones radiofónicos y artículos semanales con las aventuras del niño más famoso de Carabanchel (Alto). Ese barrio en el que hay de todo: una cárcel, autobuses, niños, presos, madres, drogadictos y panaderías.
Disponer de tanto material fue una gran ventaja para plantear la versión teatral, aunque también supuso una enorme dificultad: la de la elección. Qué contar y a qué renunciar. Y sobre todo, cómo estructurar todo ese cúmulo de textos breves con un sentido de unidad y una tensión única que sostuviera hora y media de espectáculo. En definitiva, se trataba de contar una única historia y no una sucesión de sketches de Manolito.
Y, además de la omnipresente e inconfundible voz interior de Manolito, nos topamos también con todo su rico universo, poblado de personajes archiconocidos como «el Imbécil» (su hermano pequeño y favorito: ¡no tiene otro!), su madre (especialista en dar collejas retardadas y espía de la CíA), el padre (ese ser enigmático que sólo habla tres veces al año), el abuelo («Superpróstata», aliado incondicional de Manolito en esos momentos en que a uno le gustaría que se lo tragara la tierra), la «Sita Asunción» (la directora del «penal» donde estudia Manolito), etcétera, etcétera, etcétera… Hasta un total de quince personajes diferentes a los que debían dar vida tan sólo seis actores, lo que nos llevó a una puesta en escena no ya «dinámica», sino «vertiginosa». La velocidad de la mente de Manolito, que es bastante grande.
Premios
Garbi Losada – Premio Txema Zubia 2000
Koldo Losada – Finalista Mejor Actor 2000, Premio Teatro Rojas
Garbi Losada – Finalista Premio ADE de Dirección 2001
Belén Cruz – Mejor Actriz de Teatro 2002 – Unión de Actores Vascos